La Paz como una bendición del Señor,
como uno de los frutos del espíritu,
como una de las señales del Reino de Dios que queremos vivir
y que Jesús viene a instaurar.
Decir paz es decir algo grandioso;
no es solo ausencia de guerra o de violencia,
es arrancar el odio o el resentimiento del corazón;
la paz es amor y es justicia,
la paz es autenticidad en la vida y verdad en el corazón,
la paz es la búsqueda del bien y vivir en solidaridad,
la paz es sentarnos junto al otro al que consideramos un hermano
y tender la mano para caminar juntos,
la paz es comprensión en el corazón
y disponibilidad para el perdón,
la paz es ayudar a levantarse al caído
y seguir confiando en el otro incluso en sus debilidades,
la paz es poner estímulos en el corazón del otro para superarse
y creer siempre en todas las posibilidades de la persona.