Cuando salimos de la noche y estrenamos un nuevo día, quizás aquella oscuridad en la que estamos envueltos en la noche y que muchas veces en nuestra imaginación llenábamos de fantasmas que nos atemorizaban, pueda influir en temores e inseguridades que vivamos a lo largo del día; pero buscamos una fortaleza interior que nos llene de paz y de serenidad para hacer nuestro camino, como creyentes sentimos la presencia del ángel del Señor que custodia nuestros pasos e ilumina nuestros senderos en el nombre de Dios, pero tenemos también otros ángeles que Dios ha puesto a nuestro lado que nos dan fortaleza e ilusión para avanzar en la vida y que son los amigos y cuantos nos aprecian; valoremos su presencia a nuestro lado, dejémonos acompañar y aconsejar, sintamos siempre su mano amiga que nos ayuda a mantener el equilibrio de la vida; la presencia del amigo es estímulo y pone siempre un gozo grande en el alma. Buenos días para todos envueltos por la luz de la amistad. © carher
