detenernos y encontrarnos con nosotros mismos

Los días se suceden uno tras otro en una continuidad que parece imparable, es el ritmo de la vida pero no nos podemos dejar arrastrar por ese vértigo; es necesario alguna vez detenernos, recapitular el camino recorrido, revisar planes y proyectos y su realización, gozarnos en los pasos que hemos dado y en los frutos que hemos conseguido, enderezar el rumbo que alguna vez se nos ha podido torcer; en fin, es necesario encontrarnos con nosotros mismos y darnos tiempo para disfrutar de lo que vivimos, rehacer rupturas que se hayan podido realizar en nosotros o en nuestra relación con los demás, sentirnos agradecidos por cuanto recibimos de las manos de Dios y reavivar la ilusión y la esperanza que nos da fuerza para seguir en nuestra lucha y en nuestro camino. Es una manera de sentirnos vivos tomando las riendas de nuestra vida, dándole intensidad a lo que hacemos y disfrutando de esa riqueza maravillosa de la vida. Una vez más en el nombre de Dios iniciamos el camino de este día. © carher