tus pasos dejen siempre tras de ti la suave melodía de la paz

Buenos días, que tus pasos nunca resuenen como tambores de guerra sino siempre dejen tras de sí la suave melodía de la paz, que se apaguen para siempre los sonidos ensordecedores del orgullo, el amor propio y la envidia ni permitamos que el corazón se amargue con resentimientos y deseos de venganza para que comience a florecer la armonía de la solidaridad y la ternura, que sepamos encontrar caminos que lleven al diálogo y al encuentro, que lo mejor de nosotros mismos contribuya a hacer un mundo mejor y llenemos la vida de alegría y no se pierda nunca la ilusión y la esperanza para lograr un mundo de paz.