Decálogo del partir
Cuando partes tu pan:
·
Hazlo con
humildad, de abajo arriba, y pidiendo perdón. ¿Por qué él está hambriento y
tú no?
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Hazlo con
respeto, porque el pobre tiene tanta dignidad como tú, hecho a imagen de Dios. Dile alguna
palabra bonita.
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Hazlo con
alegría, regalando una sonrisa, con gracia (Ecl0. 35,8: En todos tus dones pon un rostro alegre).
Nada más gozoso que el amor compartido.
·
Hazlo con
ternura, mirando a los ojos, dándole algún toque o caricia.
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Hazlo con
agradecimiento, porque te ha aceptado y ha acogido tu don.
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Hazlo desde
la gratuidad, sin buscar ningún tipo de recompensa, porque todo es gracia.
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Hazlo
con generosidad: el amor siempre tiene que costar o doler. Dar
hasta que te cueste.
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Hazlo con
fe: el pobre es otro Cristo; hazlo con unción sacramental.
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Hazlo con
amor: pon el sello del amor en cada migaja de pan. Hazlo, si Dios te lo
concede, con el mismo amor de Cristo.
·
Hazlo en
comunidad: es un signo más eficaz y más cristiano, como un sacramento.
·
Hazlo transustanciándote,
pascualmente: cuando ya no tengas panes que dar, hazte tú mismo pan, y déjate
partir, déjate comer... y con alegría.
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