un día embriagado de amor

Despertamos un día más para iniciar el camino de un nuevo día después del relajante descanso de la noche, con brío queremos enfrentarnos a la vida pero queremos también afrontar lo que es la vida que nos rodea en todas sus consecuencias; es cierto que queremos ser felices y desearíamos también que los que están a nuestro lado vivan esa dicha de la vida, pero somos conscientes también del sufrimiento de tantos que caminan a nuestro lado y en la sensibilidad de nuestro corazón no podemos desentendernos; tenemos la tentación en ocasiones de mirar para otro lado, de no querer enterarnos, de echarle la culpa a los demás, de decir que son otros los que tienen que resolver esos problemas, pero si tenemos al menos una mediana sensibilidad, si realmente hemos madurado en la vida como personas, no podemos sentirnos ajenos a cuanto sucede a nuestro lado, nuestro compromiso humano nos lleva a acercarnos a quien sufre, a decir a lo menos una palabra de consuelo, a manifestar nuestra presencia llena de cariño y cercanía, pero también a poner nuestro pequeño pan que dé ánimo al caminante, el pan de nuestro cariño y nuestra presencia, el pan de nuestro compromiso que como granito de arena podemos poner para despertar esperanza, el pan que siembra la ilusión de que es posible algo distinto, el pan que puede ser estímulo para que a muchos se les despierte la esperanza y comiencen a levantarse de su camilla de postración; muchos pueden ser los detalles con los que vayamos manifestando nuestro amor dejando el perfume de nuestra ternura. Hagamos que sea un buen día embriagado de amor. Buenos días en este día del Corpus que tiene que ser fiesta de amor. © carher