viernes, 29 de abril de 2011

Ábrenos los ojos del amor para reconocerte

Ábrenos los ojos del amor para reconocerte

Quiero pedirte esta tarde, Señor,

que nos abras los ojos del amor

para reconocerte siempre

y nunca dejemos de saborear

lo que es vivir y sentirnos

en tu presencia y en tu amor.

Con ojos de amor queremos ahora,

antes que nada,

manifestarte nuestra fe en tu presencia

en el Satísimo Sacramento del Altar;

estás aquí verdadera y realmente presente,

para ser nuestra vida y alimento,

para hablarnos y para escucharnos,

para esperarnos,

como sólo tú sabes hacerlo.

Creo en ti,

te adoro y te amo,

con toda mi corazón,

con todo mi ser,

con toda mi alma,

con toda mi vida.

Eres mi Dios y mi Salvador.

Nos sales al encuentro

en todo momento de nuestra vida,

pero qué dulce es tu presencia

y cuán alentadora

cuando nos sentimos sin ánimo

y con el espíritu por los suelos

porque los problemas nos abruman,

porque las sombras de la duda se ciernen sobre nosotros,

o cuando cansados

queremos volver a la pesca de todos los días

sin darnos cuenta de que tú estás siempre ahí

aunque esas brumas de nuestra alma

nos impidan verte o reconocerte.

Por eso, Señor, te pido

que abras los ojos del amor en nuestra vida;

como el discípulo amado

que fue el única capaz de descubrir

que eras tú el que estabas allá en la orilla

y les hablabas,

y les preguntabas por sus problemas,

- no tenían pesca -,

y señalabas

por donde había de ir la vida y los trabajos.

Gracias, Señor, porque estás siempre ahí

y nos mantienes en tus brazos de amor

para que no tropecemos,

para que no te olvidemos,

para que no nos arrastrar por caminos de mal.

Que sienta siempre tu presencia, Señor,

que sienta el calor de amor.

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