martes, 3 de diciembre de 2013

Gracias, Señor, porque en Jesús nos revelaste el misterio de Dios


‘Te doy gracias, Padre,
Señor del cielo y de la tierra,
porque has escondido estas cosas
a los sabios y entendidos,
y las has revelado a la gente sencilla’.

Quiero hacer mías en esta tarde
las palabras de acción de gracias de Jesús,
y quiero darte gracias
porque en Jesús
 has querido revelarnos todo el misterio de Dios,
que es un misterio de amor y de vida;
gracias, Padre, por darnos a Jesús,
tu Palabra eterna
que se encarnó en medio de nosotros,
Palabra de luz y Palabra de vida,
que ilumina nuestro camino
y que da sentido a mi vida,
Palabra de gracia y Palabra de salvación
que nos llena de la vida de Dios,
Palabra de amor,
porque nos revela el amor de Dios,
y Palabra de paz
porque sembrándola en nuestro corazón
nos llenará
y nos inundará para siempre de la paz de Dios,
Verbo de Dios
que se ha encarnado para ser Emmanuel,
Palabra de Dios siempre presente entre nosotros
que nos revela el amor infinito de Dios.

Dame la gracia de hacerme pequeño y sencillo,
de hacerme humilde y de hacerme como un niño
para que pueda conocerte,
para que pueda experimentar de verdad en mi vida
lo que es tu amor,
para que me llene de la Sabiduría de Dios,
para que en verdad pueda ser esa morada de Dios
en que tu Espíritu habite para siempre en mi corazón.

Solo los pobres y los humildes
podrán alcanzar el Reino de Dios;
solo los que son sencillos y limpios de corazón
podrán ver a Dios;
solo los que son capaces
de poner amor y misericordia en su corazón
podrán experimentar
y gozarse en la misericordia de Dios,
porque serán los que ponen su corazón
dentro del corazón de Dios.

Nos dijiste que podríamos ser felices y dichosos
y nos señalaste el camino
cuando proclamaste las bienaventuranzas en el monte;
tantas veces las hemos meditado,
hemos tratado explicarnos su hondo sentido
pero solo con tu sabiduría,
la sabiduría de tu Espíritu
podremos no solo comprenderlas
sino llegarlas a vivir;
dame, Señor, tu Espíritu de Sabiduría
que me haga gusta cada vez más tu evangelio,
que me haga emprender con rotundidad el camino
que nos señalas en las bienaventuranzas,
que me haga ser en verdad
sencillo y humilde en el corazon
para que pueda escuchar a Dios,
para que pueda ver a Dios,
para que pueda vivir a Dios,
para que pueda sembrar tu palabra en mi corazón
y llegue a dar frutos de vida eterna.

Gracias, Señor, que tanto nos amas
que has querido hacerte revelación para nosotros
para que podamos vivir en ti

y tú en nosotros.

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