un saludo gratificante para quien lo recibe

El saludar con el buenos días pudiera parecer algo insignificante y dicho casi como una rutina y por compromiso, sin embargo puede ser algo muy gratificante para quien lo recibe; no siempre lo pensamos lo suficiente, pero de alguna manera está recibiendo una expresión de aprecio sintiéndose tenido en cuenta por quien le saluda; demos importancia a ese saludo para que sea como el ofrecimiento de un corazón acogedor que se está abriendo para dar cabida al otro; nuestras palabras pueden ser una corriente de aire fresco que llega a un corazón que quizás necesite ese aliento para seguir con ilusión renovada el camino de su vida; podemos ser con nuestro saludo un asidero de paz, un bastón de apoyo en la flaqueza y la debilidad, una señal que abre a nuevos caminos y horizontes, un aliento que fortalece en los cansancios y en los momentos de desánimo, un rayo de esperanza que recuerda que al final siempre hay una luz, una muestra de amistad que cura soledades, un último impulso quizás para sortear dificultades poniendo una nueva alegría y optimismo en el camino, una muestra de consideración y respeto y una expresión de cariño; todos lo podemos necesitar. Con todo sentido y desde lo más hondo de mí mismo te digo en esta mañana buenos días. © carher