una cucharada de azúcar al café de la vida

Despierta, aquí vengo con el café del buenos días, que su aroma te envuelva, que su sabor despierte tu paladar para saborear las cosas buenas que te trae un nuevo día, que sientas renovada tu energía para emprender el camino con un fuerte ánimo e ilusión; pero no te olvides de ponerle un poco de azúcar al café para que no sobresalga lo amargo que lleva en sí mismo; que eso sea la imagen de lo que puede ser nuestro camino de cada día, que a nuestro paso vayamos dejando ese buen aroma de una presencia cercana, de la sonrisa de tu semblante que levanta ánimos, de tus palabras amables que transmiten ilusión, de tus ojos brillantes de alegría que nos ayudan a contemplar la vida de una manera nueva descubriendo todas sus cosas bellas, de esa energía que pones en lo que haces animando al compromiso por algo mejor a los que están a tu lado; pongamos una buena cucharada de dulzura en la ternura de nuestros gestos y detalles para saborear mejor las cosas buenas de la vida dejando a un lado la amarguras y angustias, para disfrutar del trabajo y de todo lo que haces, para enriquecer la vida con la creatividad de tus iniciativas, para poner una rica paleta de colores en el mundo que nos rodea; será un bonito despertar preludio de un día lleno de felicidad. No te olvides, pues, de poner esa cucharada de azúcar en el café de la vida. Buenos días. © carher