una riqueza para la vida que no podemos perder

Cuando despertamos por la mañana a nuestra mente vienen pensamientos de lo que va a ser el día, de lo que es la tarea vamos a realizar, de los proyectos y metas que esperamos alcanzar y de aquellos con quienes convivimos y con quienes nos vamos a encontrar, familiares, amigos, compañeros de trabajo, personas con las que tropezamos en los caminos de la vida; pero entre todos seguro que tenemos un pensamiento especial por aquellos amigos con quienes más compartimos, esos amigos que nos dejan huella en el alma y a quienes regalamos una preferente amistad, sin dejar entrar confusiones que la perturben ni malogren, valorando lo que es la amistad en sí misma, reconociendo cuánto de los amigos recibimos con su cercanía y con sus atenciones, con su escucha paciente y sus palabras certeras de ánimo, con la generosidad de su corazón y el desinterés con el que caminan a nuestro lado, con esos valores que son un aliciente para nosotros y con esa mirada limpia con que siempre sabemos entendernos; cuidemos la amistad y nunca la dañemos, es una riqueza para la vida que no podemos perder. © carher