jueves, 4 de diciembre de 2014

Todo siempre para la gloria del Señor haciendo su voluntad

Todo siempre para la gloria del Señor haciendo su voluntad


Postrado en tu presencia
te reconozco como mi Señor
y te adoro como mi Dios;
quiero que estas palabras
salgan desde lo más hondo de mi alma
con toda sinceridad y con todo mi amor;
no quiero que sean palabras que repita porque sí,
sino quieren ser expresión de todo lo que es mi vida,
porque a pesar de mis debilidades y fracasos
quiero siempre tu gloria,
quiero hacer siempre tu voluntad;
nos cuesta, Señor,
porque somos débiles
y tropezamos una y otra vez,
pero tú nos conoces
hasta lo más hondo de nosotros mismos
y sabes que mi deseo es
que siempre todo mi amor sea para ti.

Te amo, Señor,
y lo que quiero
es sentirme inundado de tu amor;
te amo, Señor,
y quiero sentirte siempre junto a mí,
dentro de mi corazón,
siempre inundado por tu presencia;
te amo, Señor,
y te pido que sea tu Espíritu
el que me inspire en todo momento
cómo amarte mejor,
y me acompañe con la fuerza de tu gracia
para buscar en todo tu voluntad.

No quiero que sean solo palabras
sino mi vida toda sea siempre para ti,
para darte gloria,
para hacer tu voluntad;
por eso quiero conocerte cada vez más
para sentirme más fortalecido en tu amor;
quiero dejarme conducir por tu amor
para amarte más y mejor;
quiero sentirme iluminado
por la sabiduría de tu Espíritu Santo
para conocer en todo mejor
lo que es tu voluntad.

Muchas veces en la vida
nos vemos zarandeados
por tentaciones y problemas,
nos asaltan las dudas,
todo se nos vuelve confuso en nuestra mente,
son muchas las influencias
que recibimos del espíritu del mundo,
el maligno está buscando siempre
cómo hacernos caer en sus redes
llenándonos de confusión y de dudas;
son verdaderas tormentas
las que sufrimos en ocasiones
que nos hacen sentirnos débiles e inseguros,
pero quiero sentirme fuerte en ti,
porque quiero edificar mi vida,
no sobre la arena de mis superficialidades
o de las vanidades del mundo,
sino sobre la roca firme de la fe que pongo en ti;
tú eres mi roca y mi fortaleza,
tú eres el baluarte donde me apoyo y me refugio;
tu palabra siempre es la luz que guía mi vida
y me quiero dejar ayudar
por quienes has puesto a mi lado en tu Iglesia
para que me orienten,
para que me ayuden a encontrarme contigo,
para que me den la seguridad
de que es tu palabra la que me guía
y no son mis apreciaciones subjetivas
ni mis caprichos
los que conducen mi vida.

Gracias, Señor, por la Iglesia
que como madre me ayuda y me orienta,
me hace encontrarme contigo
y me acerca tu gracia
en la Palabra y los sacramentos
que en ella celebramos.

Gracias, Señor, por tanto amor
como me manifiestas y derrochas en mí.

Que todo sea siempre para la gloria de Dios
porque siempre en todo
quiero hacer tu voluntad.

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