Quiero arriesgarme a creer para seguirte siempre
Creo, Señor, en ti
y quiero, Señor, poner en ti
toda mi fe y toda mi
confianza,
aunque me cueste
y muchas veces tenga la
tentación
de hacerme mis reservas;
confío en ti,
me fío de ti,
estoy dispuesto a
arriesgarme por ti.
Pudiera sonar a
atrevimiento,
pero quiero hacerlo, Señor,
aunque me cueste;
quiero correr el riesgo de
la fe,
aunque se me nuble la vista
en ocasiones
o el corazón se me ponga a
temblar
porque querría ante todo
buscar certezas y seguridades,
cubrirme las espaldas,
nunca tuviera la oscuridad
de la duda
o la incertidumbre…
pero quiero, Señor, poner
toda mi confianza en ti;
merece la pena fiarme de ti,
porque, si no lo hiciera así
¿dónde estaría realmente mi
fe?
Como tantas veces te he
dicho,
yo creo, Señor, pero aumenta
mi fe,
ayúdame a creer,
haz que sienta esa seguridad
en mi corazón,
que tenga la certeza de que
tú estás siempre ahí,
que sienta las presencia
calurosa de tu amor.
Creer en ti es arriesgarme a
seguir tu camino,
tus planes,
aunque en muchas ocasiones
no se parezcan
a los caminos que me haya
trazado
o los planes con que haya
soñado;
eres sorprendente, Señor,
cómo te manifiestas,
porque buscamos cosas
espectaculares
y te haces presente
en las cosas mas pequeñas y
sencillas;
son tantos los signos de tu
presencia y de tu gracia
que si tuviera bien abiertos
los ojos
los encontraría en cada paso
de mi existencia;
por eso te pido, Señor,
que me abras los ojos de la
fe,
que pongas confianza en mi
corazón,
valentía en mi espíritu,
ardor y coraje para seguirte
a donde quiera que vayas;
dame desprendimiento y
generosidad a mi corazón,
que aprenda a vaciarme de mi
mismo,
de mi yo,
de mi voluntad,
de mis querencias y deseos;
sé que el Hijo del Hombre
no tiene donde reclinar la
cabeza
y seguirte a ti significa
vivir ese mismo
desprendimiento;
sé que no puedo poner la
mano en el arado
para volver la vista atrás
porque no sería digno de ti;
que aprenda, Señor,
a dejar las cosas de los
muertos a un lado,
para solo buscar la vida,
a buscarte a ti,
y lo que sea capaz de llenar
de vida a los demás.
Dame, Señor, la fuerza de tu
Espíritu
porque este camino tan
arriesgado
solo lo podré hacer si tengo
tu fuerza,
tu Espíritu,
tu vida,
tu luz,
tu gracia.
Quiero arriesgarme a creer
para seguirte siempre;
merece la pena,
ayúdame, Señor.
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