jueves, 15 de marzo de 2012


Quiero caminar, Señor, tus caminos que son de amor y de fidelidad


Quiero, Señor, caminar tus caminos
que son caminos de amor y de fidelidad,
caminos que me lleven a vivir el Reino de Dios;
rectos y justos son, Señor, tus caminos;
bendito seas por cuanto haces y nos enseñas,
pacientemente,
con amor;
nos vas dejando a nuestro lado
tantas huellas de tu amor,
tantos enviados en tu nombre
que me recuerdan tus mandamientos,
tus caminos;
bendito seas, Señor,
que eres siempre fiel
frente a nuestras infidelidades y desamores,
nuestros olvidos de ti
y el orgullo que se nos mete en el corazón
para buscar en nuestra fuerza
el sentido y el valor de la vida.

Qué grande eres, Señor,
y cuánto es el amor que nos tienes,
que aunque andemos manchados por nuestro pecado
tú siempre nos buscas
y nos regalas con tu gracia y con tu amor;
tú nos sanas
y curas las heridas de nuestra alma
que nosotros mismos nos hemos producido
con nuestra maldad
desobedeciendo tus mandamientos,
no haciendo caso de tu voluntad.

Que aprendemos de una vez por todas
lo que es tu fidelidad y tu amor;
que aprendamos a reconocer tu voz
en medio de tantas voces y gritos que nos aturden;
que aprendamos a reconocer esa voz
que nos llama con ternura
y nos repite tantas veces cuánto nos quieres.

Danos tu fuerza y tu gracia
para que nos decidamos de una vez por todas
a seguir tus caminos.

Tú  nos pides, Señor,
que te amemos con todo el corazón,
con toda el alma,
con toda nuestra mente,
con todo nuestro ser,
pero no siempre somos capaces,
no siempre nuestro amor es así;
quisiera amarte de esa manera
pero dame tu fuerza y tu gracia
para que sea capaz de ponerte en el centro de mi vida
y ya nada sea en mi vida sin ti,
sin tu amor,
sin tu gracia.
No me basta saber de memoria tu mandamiento
sino que tengo que plantarlo
en lo más hondo de mi corazón
para que sea así toda y la única razón
de mi vida y de mi existencia.

Quiero amarte, Señor, sobre todas las cosas,
quiero amarte con todo mi corazón
y con toda mi vida.

Y en ese amor enséñame también
a amar a mi prójimo
para que sea verdadero el amor que te tengo a ti;
nos dices que hemos de amarlo al menos
como nos amamos a nosotros mismos;
eso significará que tengo que ponerlo de verdad
ahí en mi corazón
para que ciertamente pueda amarlo
con un amor generoso,
al menos como el que me tengo yo a mi mismo,
que nunca querría nada malo para mi;
pero luego en otra ocasión nos dirás más,
que tenemos que amarlo
tal como Tú nos amas,
tal comoTú lo amas;
es sublime ese amor, Señor;
 eso nos cuesta más,
pero será posible con tu gracia.

Ayúdame, Señor, a llenar mi vida de tu amor;
es el camino que me lleva hasta ti,
es el camino que me hace caminar
por los caminos del Reino de Dios.

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