Quiero caminar, Señor, tus caminos que son de amor y de fidelidad
Quiero,
Señor, caminar tus caminos
que
son caminos de amor y de fidelidad,
caminos
que me lleven a vivir el Reino de Dios;
rectos
y justos son, Señor, tus caminos;
bendito
seas por cuanto haces y nos enseñas,
pacientemente,
con
amor;
nos
vas dejando a nuestro lado
tantas
huellas de tu amor,
tantos
enviados en tu nombre
que
me recuerdan tus mandamientos,
tus
caminos;
bendito
seas, Señor,
que
eres siempre fiel
frente
a nuestras infidelidades y desamores,
nuestros
olvidos de ti
y
el orgullo que se nos mete en el corazón
para
buscar en nuestra fuerza
el
sentido y el valor de la vida.
Qué
grande eres, Señor,
y
cuánto es el amor que nos tienes,
que
aunque andemos manchados por nuestro pecado
tú
siempre nos buscas
y
nos regalas con tu gracia y con tu amor;
tú
nos sanas
y
curas las heridas de nuestra alma
que
nosotros mismos nos hemos producido
con
nuestra maldad
desobedeciendo
tus mandamientos,
no
haciendo caso de tu voluntad.
Que
aprendemos de una vez por todas
lo
que es tu fidelidad y tu amor;
que
aprendamos a reconocer tu voz
en
medio de tantas voces y gritos que nos aturden;
que
aprendamos a reconocer esa voz
que
nos llama con ternura
y
nos repite tantas veces cuánto nos quieres.
Danos
tu fuerza y tu gracia
para
que nos decidamos de una vez por todas
a
seguir tus caminos.
Tú nos pides, Señor,
que
te amemos con todo el corazón,
con
toda el alma,
con
toda nuestra mente,
con
todo nuestro ser,
pero
no siempre somos capaces,
no
siempre nuestro amor es así;
quisiera
amarte de esa manera
pero
dame tu fuerza y tu gracia
para
que sea capaz de ponerte en el centro de mi vida
y
ya nada sea en mi vida sin ti,
sin
tu amor,
sin
tu gracia.
No
me basta saber de memoria tu mandamiento
sino
que tengo que plantarlo
en
lo más hondo de mi corazón
para
que sea así toda y la única razón
de
mi vida y de mi existencia.
Quiero
amarte, Señor, sobre todas las cosas,
quiero
amarte con todo mi corazón
y
con toda mi vida.
Y
en ese amor enséñame también
a
amar a mi prójimo
para
que sea verdadero el amor que te tengo a ti;
nos
dices que hemos de amarlo al menos
como
nos amamos a nosotros mismos;
eso
significará que tengo que ponerlo de verdad
ahí
en mi corazón
para
que ciertamente pueda amarlo
con
un amor generoso,
al
menos como el que me tengo yo a mi mismo,
que
nunca querría nada malo para mi;
pero
luego en otra ocasión nos dirás más,
que
tenemos que amarlo
tal
como Tú nos amas,
tal
comoTú lo amas;
es
sublime ese amor, Señor;
eso nos cuesta más,
pero
será posible con tu gracia.
Ayúdame,
Señor, a llenar mi vida de tu amor;
es
el camino que me lleva hasta ti,
es
el camino que me hace caminar
por
los caminos del Reino de Dios.
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