Señor, yo creo, aumenta y purifica mi fe
Como
la gente que te buscaba y te seguía,
que
acudían de todas partes para escucharte,
que
traían a sus enfermos,
cojos,
ciegos, sordomudos,
endemoniados
para que tú los curases,
como
las muchedumbres
que
hambrientas te seguían hasta los descampados,
nosotros
venimos esta tarde a tu presencia
con
la ofrenda de nuestra fe y de nuestro amor,
pero
también queriéndonos acoger
a
tu misericordia y tu compasión
desde
nuestras necesidades o nuestros problemas,
desde
lo que es nuestra vida
pero
también con cuanto sucede
en
el mundo en que vivimos.
Venimos
con fe
pero
queremos que nos aumentes la fe;
venimos
con nuestra fe pobre
y
muchas veces contaminada con muchos intereses
para
que nos la purifiques y la hagas brillar de verdad;
venimos
con confianza,
pero
también llenos de dudas
porque
muchas veces se nos oscurece el alma
cuando
no se realizan todos nuestros deseos
tal
como nosotros quisiéramos;
por
eso te pedimos que nos aumentes la fe,
pero
que nos purifiques la fe.
Tú
les decías a los que acudieron a Cafarnaún
después
de la multiplicación de los panes y de los peces
que
trabajaran no por el alimento que perece
sino
por el alimento que perdura;
querías
que purificaran su fe,
que
no se contentaran con el milagro fácil
de
la solución de los problemas
sin
esfuerzo por nuestra parte,
sino
que descubrieron los signos de tu amor
que
en ellos ibas dejando
para
llegar a conocer tu misterio profundo,
el
misterio del amor de Dios que nos regalabas;
haz,
Señor, que sepamos descubrir
esas
señales de tu amor
que
nos vas dejando en tantas cosas
en
los caminos de la vida;
que
sepamos discernir tus signos
para
que lleguemos a reconocerte de verdad
y
reconocer cuál es la vida y cuál la salvación
que
tú realmente nos ofreces;
también
nosotros sentimos la tentación de acudir a ti
solo
cuando estamos apurados
y
necesitamos tu auxilio
que
nos saque de los problemas
en
que nos vemos envueltos;
que
te busque, Señor,
reconociendo
tu amor
y
gozándonos de tu presencia;
que
te busque, Señor,
encontrando
en ti esa luz que ilumine mi vida
y
la llene de sentido y de valor;
que
te busque, Señor,
poniendo
toda mi fe en ti,
pero
para seguirte,
para
escuchar y plantar tu palabra
en
mi corazón y en mi vida,
para
que así llene mi vida de amor,
de
un amor comprometido por los demás,
de
un amor comprometido para hacer un mundo mejor;
puedo
y tengo que vivir un amor así,
porque
no me falta tu gracia y la luz de tu evangelio.
Te
pedimos, Señor, por nuestro mundo
al
que le falta paz en tantos lugares
en
que suenan los tambores de la guerra;
que
sepamos encontrar
caminos
de diálogo y entendimiento;
que
los hermanos no se enfrenten con las armas
con
los otros hermanos;
que
no predominen los intereses egoístas
ni
las posturas llenas de orgullo;
que
sepamos trabajar juntos
para
hacer un mundo mejor.
Señor,
yo creo,
aumenta
y purifica mi fe.
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