¡Qué grande es, Señor, tu misericordia y tu amor!
¡Qué
grande es, Señor,
tu
misericordia y tu amor!
Que
no me canse nunca de considerarlo y meditarlo
para
reconocerlo agradecido en todo momento;
cuando
en esta tarde venimos a postrarnos
ante
el Sacramento de tu presencia y de tu amor,
quiero
darte gracias, Señor,
porque
siempre estás a mi lado
alentando
mi esperanza,
llenando
mi vida de fe,
impulsandome
a amarte cada día más.
Tu
designio de amor es eterno,
porque
desde toda la eternidad nos amas
y,
aunque con nuestro pecado nos apartamos de ti,
siempre
estuvo presente en nuestra vida,
como
una llamada a la vida y a la conversión,
tu
anuncio y promesa de salvación;
ya
desde el primer momento de la caída
en
el pecado original de Adán
anunciaste
que un día llegaría la salvación a nuestra vida,
porque
la serpiente del mal sería derrotada
y
su cabeza sería escachada por el linaje de una mujer;
era
el anuncio del salvador,
el
anuncio de la salvación,
que
era un anuncio de amor permanente y fiel,
un
amor eterno e infinito
como
es siempre tu amor;
todo
tuvo su cumplimiento en Cristo Jesús,
tu
Hijo amado que nos enviaste
para
ser nuestro salvador.
Cuando
contemplamos tu amor
y
la presencia de Jesús junto a nosotros
nos
sentimos alentados
porque
aunque muchas veces nuestros caminos
se
vuelvan oscuros a causa de nuestro pecado,
tu
amor fiel
siempre
nos está ofreciendo
el
perdón,
el
amor,
la
paz,
la
gracia salvadora
que
regenera nuestra vida;
que
sepa abrir los ojos de la fe
y
sepa descubrir
que
la luz de tu amor nunca se apaga;
que
sepa perseverar
a
pesar de mi inconstancia y mi debilidad
porque
tu amor es un amor fiel
que
permanece para siempre;
sabemos
que siempre estás a nuestro lado
alentando
nuestra esperanza,
fortaleciéndonos
en nuestra debilidad
y
si nosotros buscamos el seguir tus caminos,
seguir
tras las huellas de tus pasos,
nos
tienes reservado el cielo
unas
estancias de gloria,
de vida y de salvación eterna.
Que
yo sepa seguir tu camino,
sepa
seguirte a ti
que
eres el Camino y la Verdad y la Vida,
porque
siguiendote a ti
podremos
llegar al cielo,
a
gozar tu presencia,
a
vivir la visión de Dios,
a
participar de tu gloria eterna;
tú
nos lo garantizas, Señor,
y
nosotros queremos poner toda nuestra confianza en ti.
¡Qué
grande es, Señor, tu misericordia y tu amor!
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