martes, 4 de diciembre de 2012


Creemos en ti y en ti ponemos toda nuestra esperanza


Creemos en ti, Señor,
reconocemos tu presencia
que todo lo llena con su inmensidad
y la grandeza de tu amor;
te adoramos y te amamos,
te alabamos y te damos gracias;
creemos en ti,
realmente presente en la Eucaristía,
en el sacramento del altar;
ahí te has querido quedar en locura de amor
para estar a nuestro lado,
para que sacramentalmente sintamos tu presencia,
haciéndote pan para ser también nuestro alimento,
nuestro viático en el camino;
creemos en ti y te amamos,
creemos en ti
y en ti ponemos toda nuestra esperanza.

Ven, Señor, que te necesitamos;
ven, Señor,
que eres la luz para nuestro camino;
ven, Señor,
y danos la fuerza de tu Espíritu;
Ven, Señor.
y que se derramen sobre nosotros tus siete dones;
que venga tu Espíritu
y renueve nuestra vida,
que nuestro viejo y reseco tronco,
porque así hemos llenado de muerte nuestra vida
con nuestro pecado,
pueda reverdecer con tu gracia,
que nos llenemos de las flores de tus virtudes
y demos los frutos de justicia,
de amor y de fe
que esperas de nosotros.

Ven, Señor,
para que hagas distinta nuestra vida,
para que nos sintamos fortalecidos
frente a la tentación y al pecado,
para que tu luz nos descubra
cuales son tus caminos,
para que nos llenemos de esperanza
y vayamos sembrando esperanza también
en el corazón de los hombres y mujeres
que caminan a nuestro lado; 
ven, Señor,
y haznos generosos y solidarios,
porque muchos son los sufrimientos
de los que hacemos el camino
y quienes creemos en ti y te seguimos
hemos de repartir amor,
y consuelo para secar las lagrimas de los que sufren,
para ayudar a cuantos carecen
de tantas cosas necesarias en la vida,
o para cuantos en su soledad se sienten solos.

Qué hermoso sería que lográramos
un mundo de paz y armonía,
donde todos nos sintiéramos hermanos
y nos quisiéramos siempre bien;
las imágenes con que nos hablan los profetas
nos señalan un camino de armonía entre todos
donde resplandece la paz;
es lo que tenemos que lograr
y con tu venida y la fuerza de tu Espíritu
podremos irlo consiguiendo;
por eso te necesitamos,
necesitamos tu presencia llena de amor,
la fuerza de tu Espíritu
que transforme nuestros corazones.

Ven, Señor Jesús.

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