Plegaria de bienvenida
Como un niño en brazos de su
madre;
débil, frágil, indefenso…,
más seguro, confiado,
arropado…,
¡querido! ¡deseado!,
así quiero, Señor, recibirte.
Porque quiero ser…
Cuna de acogida para el emigrante.
Cuna del trabajo justo para el parado.
Cuna de la escucha para el anciano.
Cuna del respeto para el que piensa diferente.
Cuna de las ganas de vivir para el enfermo.
Cuna del amor auténtico para el enamorado.
Cuna de la amistad para el compañero nuevo.
Cuna de la luz para el que camina en tinieblas.
Cuna de la tolerancia para el que profesa otra
religión.
Cuna de la alegría para el triste y el
deprimido.
Cuna de la esperanza para el cansado de la vida.
Cuna de la fidelidad para la pareja en trámites
de separación.
Cuna de la hospitalidad para el que llame a la
puerta.
Cuna de la fe para el incrédulo.
Cuna de la fraternidad para el que no guarda
parentesco alguno.
Dios mío,
como un niño en brazos de su
madre,
como todo un Dios en brazos
de su hijo predilecto…,
sé bienvenido a tu mundo, mi
mundo…
¡nuestro querido mundo!
(J. M. Palenzuelo)
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