Hoy quiero comenzar diciendo ‘gracias’
Hoy
quiero comenzar diciendo ‘gracias’;
gracias,
Señor,
porque
nos regalas tu presencia en esta tarde
para
que disfrutemos de tu amor,
para
que nos llenemos de la alegría del Espíritu,
para
que nos sintamos fortalecidos en nuestra fe,
para
que nunca se enfrie nuestra esperanza,
poniendo
toda nuestra confianza en ti.
‘Aquí
está nuestro Dios…
celebremos
y gocemos con su salvación’,
nos
decía el profeta;
y
en verdad tenemos que proclamarlo ahora
con
toda nuestra fe,
‘aquí
está nuestro Dios’,
y
nuestro corazón se llena de alegría
y
renace fuerte nuestra esperanza;
si
tú está con nosotros ¿quién estará contra nosotros?
¿quién
podrá apartarnos del amor de Dios?
Nada
tendría que hacernos dudar,
nada
tendría que hacernos tambalear en nuestra fe,
pero
somos débiles y pronto olvidamos tu presencia,
cuanto
nos amas y cuanto nos regalas;
por
eso te seguimos pidiendo una vez más,
‘Ven,
Señor Jesús’,
ven
y quédate con nosotros para siempre;
contigo
a nuestro lado
nos
sentimos seguros en nuestro camino,
aunque
surjan dudas y oscuridades,
aunque
vengan fuertes las tentaciones;
tú
eres nuestra fuerza y nuestra alegría,
tú
eres el que nos das motivos
para
caminar aunque los caminos sean difíciles,
tú
vas siempre con nosotros,
delante
de nosotros
enseñándonos
el camino
y
lo que tenemos que hacer nosotros es seguirte;
pero
te pedimos que nos des la luz de tu Espíritu
para
que podamos discernir bien siempre tus pasos
y
te sigamos con toda fidelidad.
Tú
te haces alimento y comida
para
estar más cerca de nosotros
y
así fortalecer nuestra vida;
gracias,
Señor, por la Eucaristía,
este
banquete de amor que nos acerca a ti,
tanto
que quieres que te comamos,
así
ha de ser nuestro amor;
pero
también nos lo dejas como signo
de
cómo ha de ser nuestra comunión con los demás,
danos
tu fuerza, Señor,
para
que así siempre nos amemos
y
seamos sinceros los unos con los otros,
y
creemos lazos de verdadera comunión y amistad,
y
nos sintamos como hermanos que nos queremos
porque
además disfrutamos juntos de tu amor;
danos
tu fuerza, Señor,
danos
tu vida;
llénanos
de la fuerza y de la gracia de tu Espíritu
que
es y será siempre
espíritu
de amor y de comunión;
que
así vivamos con todo sentido la eucaristía,
nos
sintamos en comunión contigo
y
demos gloria al Padre del cielo,
pero
también por la fuerza de tu Espíritu
nos
sintamos en verdadera comunión con los hermanos;
que
tu Eucaristía la vivamos siempre
como
el gozo más grande que podamos vivir
y
celebremos siempre
con toda la fuerza de nuestra vida tu
presencia,
tu
gracia, tu amor, tu salvación.
Que
toda mi vida sea siempre
una
acción de gracias y una alabanza para ti;
gracias,
Señor, por tu amor;
ven,
Señor,
y
quédate para siempre con nosotros.
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