miércoles, 5 de diciembre de 2012


Hoy quiero comenzar diciendo ‘gracias’


Hoy quiero comenzar diciendo ‘gracias’;
gracias, Señor,
porque nos regalas tu presencia en esta tarde
para que disfrutemos de tu amor,
para que nos llenemos de la alegría del Espíritu,
para que nos sintamos fortalecidos en nuestra fe,
para que nunca se enfrie nuestra esperanza,
poniendo toda nuestra confianza en ti.

‘Aquí está nuestro Dios…
celebremos y gocemos con su salvación’,
nos decía el profeta;
y en verdad tenemos que proclamarlo ahora
con toda nuestra fe,
‘aquí está nuestro Dios’,
y nuestro corazón se llena de alegría
y renace fuerte nuestra esperanza;
si tú está con nosotros ¿quién estará contra nosotros?
¿quién podrá apartarnos del amor de Dios?
Nada tendría que hacernos dudar,
nada tendría que hacernos tambalear en nuestra fe,
pero somos débiles y pronto olvidamos tu presencia,
cuanto nos amas y cuanto nos regalas;
por eso te seguimos pidiendo una vez más,
‘Ven, Señor Jesús’,
ven y quédate con nosotros para siempre;
contigo a nuestro lado
nos sentimos seguros en nuestro camino,
aunque surjan dudas y oscuridades,
aunque vengan fuertes las tentaciones;
tú eres nuestra fuerza y nuestra alegría,
tú eres el que nos das motivos
para caminar aunque los caminos sean difíciles,
tú vas siempre con nosotros,
delante de nosotros
enseñándonos el camino
y lo que tenemos que hacer nosotros es seguirte;
pero te pedimos que nos des la luz de tu Espíritu
para que podamos discernir bien siempre tus pasos
y te sigamos con toda fidelidad.

Tú te haces alimento y comida
para estar más cerca de nosotros
y así fortalecer nuestra vida;
gracias, Señor, por la Eucaristía,
este banquete de amor que nos acerca a ti,
tanto que quieres que te comamos,
así ha de ser nuestro amor;
pero también nos lo dejas como signo
de cómo ha de ser nuestra comunión con los demás,
danos tu fuerza, Señor,
para que así siempre nos amemos
y seamos sinceros los unos con los otros,
y creemos lazos de verdadera comunión y amistad,
y nos sintamos como hermanos que nos queremos
porque además disfrutamos juntos de tu amor;
danos tu fuerza, Señor,
danos tu vida;
llénanos de la fuerza y de la gracia de tu Espíritu
que es y será siempre
espíritu de amor y de comunión;
que así vivamos con todo sentido la eucaristía,
nos sintamos en comunión contigo
y demos gloria al Padre del cielo,
pero también por la fuerza de tu Espíritu
nos sintamos en verdadera comunión con los hermanos;
que tu Eucaristía la vivamos siempre
como el gozo más grande que podamos vivir
y celebremos siempre
 con toda la fuerza de nuestra vida tu presencia,
tu gracia, tu amor, tu salvación.

Que toda mi vida sea siempre
una acción de gracias y una alabanza para ti;
gracias, Señor, por tu amor;
ven, Señor,
y quédate para siempre con nosotros.

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