Cuántos motivos tengo para amarte, Señor;
pero no termino de darte gracias lo suficiente
ni de hacer de mi vida
una contínua alabanza a su nombre;
me has dado la vida,
me has colocado en una familia cristiana,
me has rodeado de tantas personas
que me han amado a lo largo de mi vida
y me aman ahora;
y sobre todo me has dado tu gracia divina
que me ha hecho tu hijo.
Mi corazón agradecido quiere cantarte, Señor,
y proclamar para ti la más hermosa alabanza
y acción de gracias en la oración
con que vengo a ponerme ante ti esta tarde.
Cuántos motivos tengo para amarte, Señor;
Y, aunque parezca incomprensible,
motivos grandes para ese amor que he de tenerte
son mis pecados;
ya sé que con mi pecado
tantas veces me he alejado de ti,
pero detrás de mi pecado
veo tu llamada y tu amor,
porque si yo me alejaba
tú me atraías hacia ti y me llamabas;
si yo con mi pecado te ofendía,
tú con tu amor no cesabas de ofrecer
la gracia de tu amor y tu perdón;
cuántas veces he recibido tu perdón
y quizá no he sabido darte suficientemente las gracias
por ese amor misericordioso que conmigo has tenido;
desde mi corazón perdonado
quiero presentarte hoy un corazón agradecido
y por eso darte gracias y cantar mi alabanza para ti.
Cuántos motivos tengo para amarte, Señor;
todo mi amor tendría que ser para ti
y por eso, cual un enamorado,
quiero entregarte mi amor, mi vida;
todo para ti,
quiero amarte, Señor,
como nos enseñas en tus mandamientos
con todo mi corazón,
con todo mi ser,
con toda mi vida,
con todas mis fuerzas;
quiero amarte, Señor,
de verdad sobre todas las cosas.
Nunca el amor que le tenga los que me rodean,
mi familia, mis amigos, mis seres queridos
tiene que mermar el amor que a ti te tengo;
es que a ellos los quiero amar con tu amor,
con ese amor que fluye de tu corazón
y llega hasta el mío
prendido en la hoguera de tu amor;
tú nos enseñaste que para amarte a ti
tenemos que amar al hermano,
al que está a nuestro lado,
porque además ahí tenemos que verte a ti,
sobre todo en los que más sufren,
o los más necesitados,
en todos los que están necesitando
del amor de los hermanos
o sufren aislados en su soledad;
enséñame, Señor, a amarlos con tu amor,
y el amor que a ellos les tenga
sea siempre un amor para ti.
Desde mi corazón perdonado,
cuánto me has amado, Señor,
y cuánto me has perdonado,
quiero ofrecerte mi corazón agradecido,
mi corazón enamorado de tí.
Te amo, Señor.
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