jueves, 21 de julio de 2011

Quiero ser un niño en tu presencia, Señor

Quiero ser, Señor, niño en tu presencia,

Pequeño, humilde, sencillo

y con un corazón limpio,

porque quiero conocerte, Señor,

y tú revelas a los que son pequeños y humildes;

así le dabas gracias al Padre

porque ocultaba los misterios de Dios

a los sabios y entendidos

y los revelaba solamente a la gente sencilla.

Quiero ser, niño en tu presencia, Señor,

porque con un corazón limpio de vanidades

y despojado de todo lo que signifique

orgullos y afanes de grandezas

te llegarás a habitar en mi corazón;

sólo así podré poseerte a ti

y dejarme poseer por ti.

Quiero ser niño en tu presencia, Señor,

porque son los pequeños

los que tienen curiosidad en el corazón,

con los ojos siempre bien abiertos,

los que tienen ansias de cosas grandes

y son capaces de admirarse

igual ante lo grande que ante lo sencillo;

tantas veces te acercas a nosotros

en las cosas pequeñas

y no sabemos descubrirte;

pero tampoco somos capaces

de la admiración ante las cosas maravillosas

que haces ante nuestros ojos,

porque hemos perdido esa curiosidad

y esa capacidad de admiración.

Haz, Señor, que mi corazón

no se embote ni se endurezca

porque lo llene de cosas superficiales y sin valor,

cosas que me distraen

y me alejan de tu verdad;

que mis oídos no se hagan sordos

a tu palabra y a tus llamadas;

cuántas veces me encierro en mí mismo

y no quiero escuchar

porque prefiero mis ideas o mis pensamientos,

mi manera de entender las cosas o mi propio yo;

no hay peor sordo que el que no quiere oír

y es lo que hago muchas veces

cerrando los oídos de mi corazón.

Dame, Señor, valentía

para escuchar con corazón de niño tu palabra;

despierta en mi la curiosidad de conocerte

y de admirar tus obras;

limpia mi corazón

para que sólo pueda llenarme de ti.

Quiero ser niño en tu presencia, Señor.

No hay comentarios: