jueves, 2 de mayo de 2013


Gracias por el don de la fe, que permanezcamos para siempre en tu amor


Queremos cantar tus alabanzas, Señor,
cuando en esta tarde nos postramos en tu presencia.
¡Qué grande eres y qué inmenso es tu amor!
Te alabamos, Señor,
y te bendecimos,
te damos gracias;
que todo sea siempre para tu gloria, Señor.

Tú nos llamas, Señor,
a vivir en tu gracia y en tu amor;
tu salvación alcanza a todos los hombres,
porque no quieres que nadie se pierda;
has purificado nuestros corazones
con el don de la fe
y por pura gracia estamos llenos de tu salvación;
no es obra nuestra, es tu gracia,
el regalo de vida que nos haces
con el don de la fe que ilumina nuestra vida,
que nos hace reconocer tu gloria y tu grandeza,
que nos hace descubrir
cuantas maravillas haces en nosotros
y sigues haciendo en nuestro mundo
cuando a todos llamas a la vida y a la salvación.

Queremos decir sí con toda nuestra fe
y con todo nuestro amor;
te decimos sí y queremos vivir tu vida,
llenarnos de tu gracia,
sentir el fuego de tu amor en nuestro corazón;
queremos decirte sí reconociendo
que tú eres nuestro único Señor y salvador.

Con la fe decimos sí a tu amor
y en tu amor queremos vivir;
nos sentimos amados
y no podemos menos que amar;
nos sentimos amados
y porque creemos en ti
queremos permanecer para siempre
unidos a ti en tu amor;
la fe nos conduce al amor,
ese amor de Dios que ha despertado en nosotros la fe;
cuando reconocemos tu amor
porque creemos en ti,
reconocemos que tú eres el único Señor de nuestra vida
y nos queremos sentir envueltos en tu amor para siempre;
tú nos has dicho, Señor,
que como el Padre te ha amado,
así nos amas tú a  nosotros
y nos invitas a permanecer para siempre en el amor;
danos tu fuerza y tu gracia, Señor,
para que nunca nos apartemos de tu amor,
para que nunca se nos apague la llama de la fe
y siempre permanezcamos en ti;
sabemos que nos has prometido
que estarías siempre con nosotros,
que tu gracia nunca nos faltaría;
por eso no tememos los problemas y las dificultades
porque en ti nos sentimos seguros
y fortalecidos en tu amor;
porque te amamos y creemos en ti
no caben nunca más en nuestro corazón las tristezas,
porque tú pones siempre esperanza
en nuestros corazones;
por la fe sabemos
que de las negruras de la vida podemos salir,
que las situaciones difíciles las podemos superar,
que siempre hay un rayo de luz
y una pincelada de color
que podemos poner en nuestra vida;
haz que vivamos intensamente nuestra fe
para que no nos falte nunca tu alegría,
que quieres que llegue en nosotros a su plenitud;
danos fuerza, Señor
para que vivamos con entusiasmo
la alegría de nuestra fe,
que se manifieste en nuestras actitudes
y en nuestro actuar,
que llene de sonrisas nuestros rostros
y nuestro corazón,
que despierte en nuestra vida ilusión y esperanza
con la que contagiar a los demás.

Gracias, Señor, por el don de la fe,
que permanezcamos para siempre en tu amor.

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