viernes, 10 de mayo de 2013


Quédate con nosotros, tú eres la luz que necesitamos


Quédate con nosotros, Señor,
te queremos decir esta tarde;
quédate con nosotros
porque si tú no estás a nuestro lado
todo se volverá noche para nosotros;
quédate con nosotros, Señor,
porque tú eres la luz que necesitamos
y sin tu luz nada somos,
nada podemos hacer
y no sabremos a donde ir;
tu luz y tu presencia es guía para nuestro caminar,
fuerza para nuestras luchas,
vida que nos eleva y nos hace grandes
porque nos llena de ti;
quédate de nosotros
para que no se nos haga tarde,
para que no caiga la tarde
ni la oscuridad sobre nuestra vida.

Hemos disfrutado estando contigo,
hablándote de corazón a corazón,
mientras tú te metías en nosotros
y nos hacías sentir las delicias de tu ternura,
el gozo de tu amor,
la alegría de poder creer en ti
queriendo seguir tu camino;
hemos ido desgranando nuestras peticiones
expresándote con la confianza del amor
lo que son nuestras necesidades
y lo que creemos
que son las necesidades de los que nos rodean,
nuestros deseos que querían hacerse en nosotros
voluntad de cosas buenas,
las ansias más profundas
que tenemos en nuestro ser,
de manera que a cuanto más te decíamos
más hambre sentíamos de ti.

Te hemos sentido cercano,
tu palabra ha ido resonando
cada vez más fuerte en nuestro corazón,
pero, aunque palabra exigente,
sin embargo nos sabía dulce en el alma
cautivándonos con tu ternura y tu amor
y suscitando en nosotros
deseos de caminar a tu paso;
no siempre nos era fácil
pero como te sentimos a nuestro lado
poníamos más voluntad en hacer tu voluntad,
empezamos a no temer
lo que fuera sacrificio y entrega
porque contemplando tu amor,
viendo hasta donde llegaba
tu entrega de amor por nosotros,
ya solo queremos imitarte,
parecernos a ti,
seguir tus huellas,
vivir en tu amor;
tanto comenzaba a arder nuestro corazón
inflamado por el fuego de tu amor
y por el calor ardiente de tu presencia.

Quédate con nosotros, Señor, te pedimos
y deseamos de verdad que estés con nosotros
porque sabemos que para nosotros vas a partir el pan,
pero nos enseñarás también
cómo nosotros hemos de partir el pan;
tú te partes y te repartes
para que te comamos
y nos llenemos de tu vida y de amor;
tú nos enseñas
cómo nosotros hemos también de partirnos y repartirnos
porque ya nuestra vida no tiene otra razón de ser
que la de amar,
la de compartir,
la de sentirnos uno con el hermano
haciendo nuestros sus sufrimientos,
compartiendo sus alegrías y sufrimientos,
 viviendo en una auténtica hermandad;
pero solos no lo podemos hacer
y por eso te necesitamos,
necesitamos que estés junto a nosotros,
que  nos des el fuego de tu Espíritu
que nos vivifique en el amor,
que nos haga desprendernos de las rémoras
que nos impiden ir sin ninguna atadura
al encuentro con los demás,
y que nos contagie de tu corazón humilde
para saber nosotros ser también
compasivos y misericordiosos con los hermanos
que sufren a nuestro lado.

Quédate con nosotros, Señor,
que no nos falte nunca tu luz y tu amor,
que la fuerza de tu Espíritu nos llene de vida,
que contagiemos al mundo con tu amor.

No hay comentarios: